lunes, 14 de noviembre de 2011

"Tu cuerpo...mi isla"

Sobrevuelo la isla de tu cuerpo,
cuando tumbada y desnuda duermes,
en verano a la sombra de mi hamaca,
formando una cortina de colores tenues.

Te observo como isla, ahí perdida
tu silueta de gata perezosa,
y observo tus valles y colinas
como una tierra de forma caprichosa.

Recorro tus senderos al acecho,
paso el punto que late en tu garganta,
paro en tu nuca, bajo el vello claro,
y me adormezco en el sube y baja de tu pecho.

En las montañas de ese latir me quedo,
en los morenos pezones erizados,
y un escalofrio de tu piel recorre...
si juego a rodearlos con el dedo.

Veo tu pelo, rubio, languido y espeso,
que recorro como las selvas misteriosas,
y al salir me deslizo por tu espalda,
hasta unas dunas cálidas y poderosas.

Me arrastro sobre muslos y caderas
desciendo a los barrancos perfumados,
anido en los oasis de palmeras,
entro en cuevas y huecos no explorados.

Mis manos como gaviotas sobrevuelan
el dorado desierto de tu vientre,
y tus piernas se enroscan y despliegan
como el abrazo mortal de una serpiente.

Soy naúfrago entre tanto paraíso,
lucho contra tus brazos que me atrapan,
y empujan mi cara hacia tu pubis,
cayendo víctima de mi propia trampa.

Y atrapado en la playa del deseo,
busco el navío que venga a rescatarme,
de la isla de tu cuerpo, donde estoy cautivo
y es su dueña la que empieza a devorarme.


martes, 8 de noviembre de 2011

" La estación "

Volví otra vez, como cada año
otro 20 de Octubre en la estación,
como nos prometimos,
ó, tal vez no fuera promesa, solo deseo
esperanza de que así fuera,
al despedirnos.

Han pasado los años y aquí vuelvo,
no sé porque...si nunca te he encontrado,
y veo la estación que nos recuerda,
y más vieja la veo, como yo más viejo.

Solo manchas de hollín, polvo y herrumbre,
pero aquí me siento protegido,
una piedra más, entre las piedras...
la gente pasa y no me vé, niebla me cubre.

Siento el latir de las cosas, a mi lado,
siento ese rio fluir, como la lava,
pesada y lenta, como pasa la vida,
y noto que no estás y te he añorado.

Si vienes algún dia, quizá no me veas,
mimético entre las sombras del techado,
y pases a mi lado, y en un frio banco,
hay un viejo que sueña adormilado.

Pero yo sí te veré, no puede el tiempo
por cruel y mal, que te haya tratado,
borrar el rostro que yo conocí, y miento
si digo que no recuerdo todo, todo,...todo.

Tu cuerpo, tu forma de andar y el brillo claro,
de tus ojos cuando al verme sonries
disimulas, como si no te importara,
y se te alegra el alma, con descaro.

La estación de la vida, nuestra casa
donde pasan los días sin mirarnos,
dos extraños de nuestra propia existencia,
y venimos alguna vez a reencontrarnos.

Quizá es que fuimos tan brutalmente amados,
que el amor acabó por devorarnos,
y hoy somos dos trenes viejos, sin destino,
que prefieren viajar por el pasado.

Cruel irónía, cuando tanto tenemos,
tanto paisaje por ver, por saturarnos,
de tí y de mí, tanto que darnos...
que soñar, que amar hasta caernos muertos.

Voy a parar mi tren, voy a dejarlo,
en tu vieja estación llena de antaño,
voy a buscarte hoy, y nos bajamos
juntos en otro viaje, sin pasado.

jueves, 3 de noviembre de 2011

La noche sin dormir

Se me mueve la noche, como un barco
un ir y venir de olas, las sabanas,...mi lecho,
y en tanta marejada doy vueltas, y no aparco
bajo el cielo tormentoso de mi techo.

Tiene la noche recuerdos mal soñados,
cosas que no pasaron, virtualmente vividas,
confusiones opacas, regustos mal preñados,
cosas que sí pasaron, cruelmente arrepentidas.

Tengo como una resaca, sin haber bebido...
como un coctel de ideas, mal mezclado
una mala digestión, un mal dormido,
un placer prohibido, un beso equivocado.

El tren que me llevaba, se ha parado
en una vía muerta, de mi muerta vida
el puente que cruzaba ayer...hoy derrumbado,
las piedras de hastío, los pozos sin salida.

No veo dentro de este tunel, el fin, la luz,
siempre he vivido colgado de mi suerte,
pasando de puntillas, entre la gente y tú
jugando a ser don nadie, con doña santa muerte.

Tiene cristales de hielo el corazón
escarcha de tus besos, mis pupilas
nunca me han calentado, como me quemas tú
tú...aromas de naranjo, yo aromas de tus días.

Tan lejos y a mi lado, la noche sin dormir
el día se adivina otra vez gris...y boca abajo,
sin reina, sin futúro, sin suerte y sin trabajo,
y mientras llueve afuera, no dejo de escribir.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

ADICCION A LA POESIA

El descubrir la palabra como el fluir de las ideas, los sentimientos, los momentos vividos, y los momentos deseados, las imagenes transcritas en tinta, los viajes y las sensaciones de la vida hacen de este espacio, un rincón para aquellos que quieran compartir.